Las primarias del PSOE o la crónica de un suicidio anunciado

Pedro-Sanchez-convencido-apostar-cambio_EDIIMA20140713_0157_13

Artículo de @AlvEnDiferido

Parecía que las primarias se habían convertido en el “elixir de la vanguardia” en una España en convulsión y futuro político incierto, pero el momento histórico es tan excepcional que los métodos utilizados pueden tener resultados completamente distintos según el actor político que los emplee.

Las fichas del ajedrez político se están moviendo y la composición del tablero es radicalmente diferente a la que podíamos encontrarnos hace escasamente unos años. En ese sentido, cualquier movimiento puede ser clave. Cuando parecía que unas primarias podían ahondar en la democracia interna del PSOE y volver a generar ilusión entre su electorado tradicional, este proceso ha constatado lo que muchas y muchos ya sabíamos. El papel que las élites otorgaron al PSOE en la Transición era el de ser el sostén de un Régimen aparentemente pluralista donde una minoría privilegiada pudiese vivir a cuerpo de rey a costa de la mayoría social. Un Régimen que hoy está en quiebra.

Ahí la cuestión. El PSOE no atraviesa una crisis interna que pueda solucionarse con un simple cambio de cara visible, porque la gente comienza a entender que este partido se ha dotado de las estructuras internas, en los diferentes niveles territoriales, para servir a un fin muy concreto: sostener el modelo económico, político y social emanado del 78 que hoy condena a una gran parte de la población a no poder tener una vida digna. Lo que está en crisis no es el liderazgo del PSOE, sino el Régimen del que ha sido, es y será casi irreversiblemente uno de sus pilares básicos.

Y es que el bipartidismo (salvando las escasas excepciones) comparte la responsabilidad de haber impulsado desde ayuntamientos, comunidades autónomas e instituciones centrales un modelo productivo basado en la corrupción y el nepotismo, en clara alianza con empresarios y banqueros, inflando una burbuja inmobiliaria que parece que sigue estallándonos en la cara cada día. No es una cuestión de cúpulas ni aparatos, sino estructural, porque es un partido que ha hecho acopio militante a pesar de (y en parte gracias a) su política viciada.

A ello se le suma que en un momento de expansión de las identidades colectivas en espacios como el 15M, la PAH, las mareas ciudadanas o las Marchas por la Dignidad, movimientos que han contado con el rechazo frontal de numerosos líderes socialistas (muchos de los cuales han tutelado este proceso de primarias), era muy pretencioso aspirar a que un simple relevo en la Secretaría General, sin hablar de política en términos sustantivos, volviese a conectar al PSOE con las mayorías sociales.

Hemos asistido a un proceso de primarias “a la americana”, una carrera de marketing político sin hablar de proyectos de país. No ha habido debate colectivo en las bases ni mucho menos apertura hacia las nuevas entidades políticas que emergen con fuerza en la calle, solo eslóganes individuales de los candidatos. No podía ser de otro modo, porque estas primarias eran tan solo un trámite para aparentar que algo se movía en el PSOE sin que eso supusiese faltar a la función que tiene asignada el partido como actor clave en la “restauración borbónica”; que cambie todo para que no cambie nada. Cara nueva, tal vez titulares nuevos, pero cualquiera de los dos candidatos con posibilidades de ganar las primarias representaba la continuidad de la sumisión a los dictados de la Troika y las élites económicas. Ambos han sumado casi el 85% del apoyo de la militancia, demostrando lo obvio. Sin despreciar a sus militantes comprometidos y luchadores (que los tiene), cabe decir que el cambio no vendrá de la mano del PSOE, porque gran parte de su afiliación es el producto de años y años de vieja política, traiciones, redes clientelares y gestión del capitalismo. Porque de Zapatero o Rubalcaba pueden prescindir, igual que la corona ha prescindido de Juan Carlos I… pero jamás consentirán que no gane la bolsa y banca.

Estándar

Deja un comentario